Todos tenemos una imagen
mental de quiénes somos, qué aspecto tenemos, en qué somos buenos y cuáles son
nuestros puntos débiles. Nos formamos esa imagen a lo largo del tiempo,
empezando en nuestra más tierna infancia. El término autoimagen se utiliza para
referirse a la imagen mental que una persona tiene de sí misma. Gran parte de
nuestra autoimagen se basa en nuestras interacciones con otras personas y
nuestras experiencias vitales. Esta imagen mental (nuestra autoimagen)
contribuye a nuestra autoestima.
La autoestima depende de en
qué medida nos sentimos valorados, queridos y aceptados por otros — y en qué
medida nos valoramos, queremos y aceptamos a nosotros mismos. Las personas con
una autoestima sana se sienten bien consigo mismas, aprecian su propia valía y
están orgullosas de sus capacidades, habilidades y logros. Las personas con
baja autoestima sienten que no gustarán a nadie, que nadie los aceptará o que
no son buenos en nada.
Todos tenemos problemas con
nuestra autoestima en determinados momentos de la vida —especialmente durante
la adolescencia, cuando estamos descubriendo quiénes somos y cuál es nuestro
lugar en el mundo. La buena noticia es que, como la imagen que tenemos de
nosotros mismos va cambiando a lo largo del tiempo, la autoestima no es algo
inamovible ni fijo de por vida. Así que, si sientes que tu autoestima no es
todo lo alta que debería ser, puedes mejorarla.
Problemas de
autoestima
Antes de que una persona pueda
solucionar sus problemas de autoestima y construir una autoestima sana, es útil
saber en primer lugar qué podría estar causando esos problemas. Dos cosas en
particular —cómo nos ven o nos tratan los demás y cómo nos vemos a nosotros
mismos— pueden tener un gran impacto sobre nuestra autoestima.
Los padres, profesores y otras
figuras de autoridad influyen en las ideas que desarrollamos sobre nosotros
mismos —en particular, cuando somos niños pequeños. Si los padres pasan más
tiempo criticando a un hijo que elogiándolo, es difícil que ese niño desarrolle
una autoestima sana. Puesto que los adolescentes aún están formando sus valores
y creencias, es fácil que construyan su autoimagen alrededor de lo que dice uno
de sus padres, un entrenador u otras personas.
Es obvio que la autoestima
puede salir muy mal parada cuando alguien cuya aceptación valoramos mucho (como
un padre o un profesor) nos hace de menos constantemente. Pero las críticas no
tienen por qué venir siempre de otras personas. Como Steve en el ejemplo
anterior, algunos adolescentes también tienen un "crítico interior”, una
voz interior que encuentra fallos en todo lo que hacen. Y, como le sucede a
Steve, la gente a menudo modela inintencionadamente su voz interior de acuerdo
con la opinión de un padre crítico o cualquier otra persona cuya opinión es
importante para ella.
Con el tiempo, escuchar una
voz interior negativa puede dañar la autoestima de una persona tanto como si la
crítica viniera de fuera. Algunas personas están tan acostumbradas a que su
crítico interior siga allí que ni siquiera se dan cuenta cuando se están
haciendo de menos.
Las expectativas poco realistas
también pueden afectar a la autoestima de una persona. La gente tiene una
imagen de lo que quiere llegar a ser (o de quién cree que debería ser). La
imagen de la persona ideal es diferente para cada uno. Por ejemplo, algunas
personas admiran las habilidades deportivas y otras las aptitudes académicas.
Las personas que se ven a sí mismas teniendo las cualidades que admiran —como
la habilidad de hacer amigos fácilmente— suelen tener una autoestima alta.
Las personas que no se ven a
sí mismas teniendo las cualidades que admiran pueden desarrollar una baja
autoestima. Desgraciadamente, las personas que tienen una baja autoestima a
menudo tienen las cualidades que admiran, pero no pueden verlo
porque la imagen que tienen de sí mismos está moldeada de tal modo que les
impide hacerlo.
¿Por qué es
importante la autoestima?
Los sentimientos que tenemos
hacia nosotros mismos influyen en cómo vivimos nuestras vidas. Las personas que
sienten que se les quiere y aprecia (en otras palabras, las personas que tienen
la autoestima alta) tienen mejores relaciones sociales. Son más proclives a
pedir ayuda y apoyo a los amigos y la familia cuando la necesiten. Las personas
que creen que pueden alcanzar sus objetivos y solucionar problemas tienden a
rendir más en los estudios. Tener una buena autoestima te permite aceptarte a
ti mismo y vivir la vida de forma plena.
Pasos para mejorar
la autoestima
Si quieres mejorar tu
autoestima, aquí tienes algunos consejos para empezar:
Deja de tener pensamientos
negativos sobre ti mismo. Si estás acostumbrado a centrar la atención en tus
defectos, empieza a pensar en aspectos positivos que los contrarrestan. Cuando
te des cuenta de que estás siendo demasiado crítico contigo, contrarréstalo
diciendo algo positivo sobre ti mismo. Cada día anota tres cosas sobre ti que
te hagan feliz.
Ponte como objetivo el logro
en vez de la perfección. Algunas personas se acaban paralizando debido a sus
ansias de perfección. En lugar de frenarte con pensamientos como: "No iré
a la audición de la obra hasta que haya perdido 5 kg", piensa en qué eres
bueno y en las cosas con las que disfrutas, y ve a por ellas.
Considera los errores como
oportunidades de aprendizaje. Acepta que cometerás errores porque todo el mundo los
comete. Los errores forman parte del aprendizaje. Recuerda que las aptitudes de
una persona están en constante desarrollo, y que cada uno sobresale en cosas
diferentes —es lo que hace interesante a la gente.
Prueba cosas nuevas. Experimenta con
diferentes actividades que te pongan en contacto con tus aptitudes. Luego
siéntete orgulloso de las nuevas habilidades que has adquirido.
Identifica lo que puedes
cambiar y lo que no. Si te das cuenta de que hay algo tuyo que no te hace
feliz y puedes cambiarlo, empieza ahora mismo. Si se trata de algo que no
puedes cambiar (como tu estatura), empieza a trabajar para quererte tal y como
eres.
Fíjate metas. Piensa en qué te
gustaría conseguir y luego diseña un plan para hacerlo. Atente al plan y ves
anotando tus progresos.
Siéntete orgulloso de tus
opiniones e ideas. No tengas miedo de expresarlas.
Colabora en una labor social. Dale clases a un
compañero que tiene problemas, ayuda a limpiar tu barrio, participa en una
maratón benéfica por una buena causa o hazte voluntario de alguna asociación.
Sentir que aportas algo y que se reconoce tu ayuda hace maravillas para
aumentar la autoestima.
¡Haz ejercicio! Mitigarás el
estrés y estarás más sano y más feliz.
Pásatelo bien. ¿Te has
encontrado alguna vez pensando cosas del estilo de: "tendría más amigos si
estuviera más delgado/a”? Disfruta pasando tu tiempo con personas que te
importan y haciendo cosas que te gustan. Relájate y pásalo bien —y no dejes tu
vida en suspenso.
Nunca es tarde para construir
una autoestima positiva y sana. En algunos casos, cuando la herida emocional es
muy profunda o duradera, es posible que sea necesaria la ayuda de un
profesional de la salud mental, como un psicólogo o terapeuta. Estos expertos actúan
a modo de guías, ayudando a las personas a quererse a sí mismas y a darse
cuenta de lo que las hace únicas y especiales.
La autoestima interviene en
casi todo lo que haces. Las personas con una autoestima alta rinden más en los
estudios y les resulta más fácil hacer amigos. Tienden a tener mejores
relaciones con la gente de su edad y con los adultos, son más felices y les
cuesta menos enfrentarse a los errores, decepciones y fracasos, y es más
probable que perseveren en algo hasta que lo consigan. Cuesta cierto trabajo,
pero es una habilidad que tendrás de por vida.